“Si Yo no hubiera Venido y no les hubiera Hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado”. Juan 15:22
Estas Palabras del Señor Jesús no son solo una afirmación, sino una advertencia.
Una vez que la Verdad ha sido revelada, ya no hay excusa.
La ignorancia puede justificar el pasado, pero no puede proteger el presente cuando la Luz de la Verdad ha llegado.
Jesús vino a Salvar, pero primero… a Hablar
La Misión del Señor Jesús fue Salvarnos. Pero, para Salvar, Él primero tuvo que Hablar.
Tuvo que confrontar y revelar las mentiras, los pecados, las costumbres y las excusas.
Tuvo que mostrar el verdadero estado caótico del alma humana.
Porque nadie puede ser perdonado sin reconocer, confesar y abandonar su pecado, y nadie puede ser Salvo sin aceptar practicar la Verdad.
La Verdad revela y exige una decisión.
Cuando la Verdad de Dios se nos presenta, no solo nos informa:
- Nos libera… si La aceptamos.
- Nos transforma… si La practicamos.
- O nos condena… si La rechazamos.
Y cada persona que ha escuchado la Palabra de Dios, que ha recibido una Orientación Divina, que ha sido confrontada por el Espíritu Santo, ya no puede alegar ignorancia. Ya no puede decir: “No lo sabía”. Porque el Dios Vivo no acepta excusas.
¿Qué hacemos con la Verdad?
– Podemos aceptar y practicar la Verdad, creer en ella, y ser liberados, perdonados y Salvos.
– O podemos rechazar, ignorar y resistir la Verdad, cargando tanto el peso del pecado como la infelicidad emocional, espiritual, física, moral, familiar y social. Lo más grave de todo esto es que seremos condenados a la muerte eterna por rechazar al Único que podía Salvarnos.
¡Atención! No hay excusa para la desobediencia
Jesús fue claro:
- Quien ya sabe lo que debe hacer y no lo hace, y quien sabe lo que no debe hacer y lo hace, es desobediente.
- Y para el desobediente no hay excusas.
- No importa cuántas veces escuche la Palabra.
- No importa cuántas oportunidades reciba.
- Si no hay obediencia, no hay justificación.
No se trata de severidad: Dios no es como los “dioses” inventados por las religiones. Sin embargo:
- El Dios Vivo no es complaciente.
- No es negociador.
- No es manipulable.
- No es injusto.
Él no acepta excusas como los “dioses” creados por las religiones y sectas, que justifican todo, que toleran todo, que acomodan el pecado de sus autoridades y seguidores.
- El Dios de la Sagrada Biblia es Santo, Justo y Fiel.
- Y Su Palabra es clara: La Verdad nos hace libres… pero también nos hace responsables.
¿Querés preservar tu Salvación?
Entonces no des excusas.
No te escondas detrás de emociones, circunstancias, traumas, malos ejemplos o tradiciones.
Creé. Obedecé. Practicá. Perseverá.
Porque el que conoce la Verdad y la honra, vive en libertad, en paz, y con la certeza de la Salvación de su alma.
¡Nos vemos en breve en la IURD o en las Nubes❗️
Obispo Julio Freitas
