erá el último domingo de este propósito especial
En todas las Universal, en el mes de noviembre, estamos viviendo el propósito «De vuelta al Paraíso». Sí, el hombre ya estuvo en el paraíso conocido como el Edén, un lugar en el que no le faltaba nada: la tierra producía los frutos para obtener el alimento, la naturaleza era amiga del ser humano y, en pocas palabras, no había maldad.
Asimismo, al hombre le fue entregado el dominio: «Dios los bendijo y les dijo: Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra; sojúzguenla y tengan dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra.» (Génesis 1:28)
Sin embargo, al dejarse influenciar por la serpiente (que es satanás) y desobedecer a Dios, el ser humano le entregó este dominio al mal. A partir de ese momento, con la entrada del pecado, comenzaron a suceder las mayores tragedias para la humanidad.
No obstante, el Señor Jesús vino a este mundo para darle, a todos lo que en Él creen, la oportunidad de volver al paraíso; de alcanzar una transformación de vida y, más allá de conquistas terrenales, dar la salvación.
¿La clave para lograrlo? Colocarlo a Él en el primer lugar en tu vida.
Hoy en día muchas personas viven dominadas por la miseria, por la intranquilidad, por los problemas familiares, etc., sin embargo, el Señor Jesús quiere que todos, a través de la fe, vuelvan al paraíso.
Y si tú quieres que esto suceda contigo, no faltes este domingo 19 de noviembre a la Reunión del Espíritu Santo, pues este propósito llega a su fin, con la unción de la santificación sobre los ojos.
Y ¿por qué en los ojos? La Biblia nos dice que:
«Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad.» (Mateo 6:22-23).
Entonces, como los ojos son la lámpara del cuerpo, hay que cuidar bien de ellos, hay que tener buenos ojos: Y no solo eso, también es necesario tener cuidado con las palabras del mal que trabajan para colocar malicia en las personas con respecto a las cosas sagradas, a las cosas de Dios. No es solo con respecto a la fidelidad, sino con respecto a todo. A veces, por los malos ojos, una persona tiene discusiones en su matrimonio, habla mal de su jefe y perjudica a la empresa, juzga a su hijo (pensando que estaba haciendo algo, cuando en realidad no era así). Hay que tener cuidado con los ojos, porque ellos van a traer para nuestro cuerpo luz o tinieblas.